La lucha de Bruno por su identidad: 12 años de obstáculos y una victoria conmovedora

El apoyo de una mesa interinstitucional y la empatía de una defensora pública dan a Bruno la identidad que esperó por 12 años.

En una conmovedora historia de perseverancia y solidaridad, Bruno, un niño de raíces paraguayas nacido en Italia, finalmente obtuvo su identidad después de pasar 12 largos años en la oscuridad legal. La rigidez burocrática parecía insuperable, pero gracias al amor de su familia, el apoyo de una mesa interinstitucional y la compasión de una valiente jueza, Bruno finalmente podrá ser niño con identidad.

La odisea de Bruno comenzó cuando él y su madre regresaron a Paraguay cuando tenía apenas tres años. Lo que debería haber sido un proceso sencillo para obtener su cédula paraguaya se convirtió en una montaña de negativas, ya que las autoridades se negaban a reconocer su certificado de nacimiento italiano.

La situación cambió cuando el tío de Bruno, un sacerdote, se acercó a la defensora pública Natalia Ortellado para compartir la historia de su sobrino. Fue en ese momento que Natalia decidió llevar el caso ante una mesa interinstitucional, que reune a representantes de la Defensa Pública, el Poder Judicial y la Comisión de Repatriados.

La jueza Delsy Cardozo, con un corazón compasivo y una determinación inquebrantable, asumió el caso con rapidez. En un veredicto histórico, ordenó al Registro Civil de las Personas que entregara el certificado de nacimiento de Bruno en un plazo de 24 horas. Este acto marcó el comienzo de una nueva vida para Bruno, finalmente obteniendo la identidad que tanto anhelaba.

La mesa interinstitucional demostró ser un refugio de apoyo tanto para Bruno como para su madre viuda. Además de garantizarle una identidad formal, esto abrirá las puertas para que acceda a servicios básicos que le habían sido negados debido a la falta de documentación.

Uno de los sueños más queridos de Bruno, jugar al fútbol, finalmente se hizo realidad gracias a esta intervención. Había recibido una invitación para jugar en Brasil, pero la falta de su certificado de nacimiento se lo impedía. Ahora, con su identidad asegurada, podrá perseguir su sueño deportivo y competir en un torneo en febrero próximo.

En menos de 20 días, unidos en un esfuerzo conjunto, la mesa interinstitucional junto la defensora pública Natalia Ortellado, el abogado de la oficina de Repatriados, la jueza Pili Rodriguez y la jueza del caso Delsy Cardozo lograron cambiar el curso de la vida de Bruno. Ya no va a esperar a que las instituciones finalmente actúen en su favor; ahora es una persona que tendrá nombre y un apellido real, con acceso a servicios básicos y con la capacidad de perseguir sus sueños con la identidad que siempre debió tener.

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