Para el tribunal de sentencia presidido por la jueza Yolanda Portillo, fue determinante la declaración de las niñas, los informes médicos que reportan los daños físicos que sufrieron, la declaración de otros testigos, y otras pruebas para aplicar la condena ejemplar de 26 años de encierro a este hombre.
Las pequeñas mellizas fueron abusadas por su padre cuando tenían 13 años de edad y en reiteradas oportunidades, dejándoles secuelas psiquiátricas profundas que a la fecha las siguen sometiendo a tratamientos especializados para evitar que atenten contra sus vidas.
Ambas víctimas intentaron varias veces quitarse la vida a raíz de los daños que sufrieron por parte de su padre biológico quien abuso de ellas cuando la mamá de ambas se encontraba en el Hospital con su hermanita más pequeña.
Las mellizas tuvieron que padecer, además de los severos tratamientos psiquiátricos y psicológicos, abandono escolar entre otras vulneraciones producto del daño que sufrieron al haber sido abusadas sexualmente llegando al coito, en ambas víctimas.
El hoy condenado usaba la fuerza y la amenaza para perpetrar los reiterados abusos, que pudo ser descubierto gracias a que una de las niñas comentó lo sucedido a un amiguito, cuya familia alertó a la madre de las niñas y el hombre puso ser detenido y hoy soporta varios años de cárcel por abuso sexual agravado.
“En este caso existió concurso real de hechos por parte del acusado, debido a que estamos hablando de dos víctimas, sus dos hijas biológicas, por lo que el marco penal de acuerdo a las previsiones del artículo 70 del Código Penal puede agravarse hasta la mitad del límite legal máximo. En este caso por la gravedad del reproche resuelve dejar establecido el marco penal en 15 a 30 años de pena privativa de libertad.
En las víctimas se encontraron daños psicológicos compatibles con el hecho denunciado consecuencias a nivel emocional como tristeza, preocupación, tensión, desvalorización, inseguridad ansiedad. Además, de ello quedó probado que las niñas ya no querían seguir viviendo, queriendo incluso quitarse la vida y en varias ocasiones lo intentaron. Por lo que para el tribunal la pena justa a ser aplicado al acusado es la de 26 años de cárcel”, reza parte del fallo emitido por el tribunal que juzgó este terrible y violento caso de abuso sexual en niños.
La ejemplar condena la aplicó el tribunal de sentencia presidido por la magistrada Yolanda Portillo y sus colegas Héctor Caputto y Juan Carlos Zárate.
La agente fiscal que intervino en esta causa es Laura Finestra, quien pudo acercar los numerosos elementos de prueba para que el tribunal pueda valorar y reconstruir las circunstancias de este lamentable caso.