Desde inicios de febrero, dos personas privadas de libertad con formación musical imparten clases de guitarra dentro del Penal de Emboscada. En poco tiempo, 25 personas se inscribieron para participar de las clases.
El objetivo es descubrir nuevos talentos que puedan incursionar en el mundo artístico profesional como alternativa cultural rentable, una profesión tan válida como cualquier otra. La propuesta también apunta a que los instrumentistas puedan conformar el grupo orquestal de la penitenciaría, por lo que se prevén más módulos como el de flauta y otros instrumentos.
Los profesores Juan y Alberto (con ingresos a la cárcel en el 2017 y 2020) que estudiaron en el Conservatorio Nacional de Música, buscan más que nada contagiar la vocación. El aprendizaje que entregan a principiantes comprende lecciones de reconocimientos de cuerdas, afinación, postura, desarrollo de agilidad con los dedos, acordes básicos, ritmos varios y conocimientos de distintos estilos, con rutinas de práctica.
Actualmente se disponen de 10 guitarras, intercambiadas entre los alumnos que conforman dos grupos por medidas de prevención sanitaria de la pandemia.
Es las clases inunda entusiasmo y pasión mientras se puede escuchar desde lejos melodiosos ritmos de polca y música religiosa. La mayoría de las nuevas promesas en la guitarra también están expectantes en obtener beneficios en la disminución de sus penas, resultados con efectos positivos para reencausarse en la sociedad.