El ascenso meteórico de “Tío Rico”: De ladrón de autos a jefe narco

El reconocido capo del narcotráfico, Miguel Ángel Insfrán, conocido como «Tío Rico», ha sido señalado como uno de los principales líderes de una red internacional de tráfico de cocaína. Sus actividades ilícitas abarcaban desde el robo de vehículos hasta el lavado de activos, según informes obtenidos por Judiciales.net.

Insfrán, cuyo nombre ha resonado en el ámbito criminal desde mediados de la década pasada, se vio involucrado inicialmente en actividades delictivas relacionadas con el robo y desarme de vehículos. Durante ese tiempo, habría establecido vínculos con estructuras criminales en Bolivia, país al que se enviaban los automóviles y piezas robadas, según las investigaciones.

Estas conexiones poderosas le permitieron expandir sus operaciones y, según se afirma, centrarse en el narcotráfico. Supuestamente, Insfrán se convirtió en el socio logístico ideal para garantizar el flujo de drogas hacia el codiciado continente europeo, al establecer contactos con proveedores internacionales y contar con conocimiento preciso de las rutas y puntos estratégicos para el tránsito y acopio de estupefacientes.

Durante los allanamientos realizados como parte de la operación «A Ultranza Py», se descubrió una amplia variedad de vehículos, incluyendo aeronaves, automóviles de lujo y camiones de gran porte, todos ellos equipados con dobles fondos para el transporte de mercancía ilícita. Además, se encontraron depósitos de gran tamaño ubicados estratégicamente en el departamento Central, cerca de puertos.

Según un informe de inteligencia de la Secretaría Nacional Antidrogas (SENAD), el negocio de Insfrán experimentó un crecimiento significativo a partir de 2020. Estableció alianzas con diversas organizaciones criminales, entre ellas, la liderada por el uruguayo Sebastián Marset, quien tenía antecedentes por tráfico de estupefacientes en su país.

«Tío Rico» utilizó empresas controladas por testaferros y miembros de su familia, así como negocios destinados al lavado de activos. El Centro Cristiano Mundial de Avivamiento fue utilizado para tal fin, colocando a su hermano, el Pastor evangélico José Alberto Insfrán, como figura de fachada. Además, la cooperativa San Cristóbal se convirtió en otra herramienta para realizar préstamos y descuentos de cheques a nombre de los miembros de su clan familiar.

La ruta del narcotráfico dirigida por Insfrán estaba cuidadosamente establecida. La cocaína provenía de Bolivia y era transportada en avionetas hasta la región de Alto Paraguay, en el Chaco. Posteriormente, la droga se movilizaba en camiones especialmente acondicionados hasta el Departamento de Presidente Hayes, para luego ser mezclada con cargas legales y finalmente enviada en contenedores a través de puertos con destino a Europa.

El impacto de las actividades de Insfrán en el entramado del crimen organizado se extendió más allá del narcotráfico, ocupando un puesto de poder y liderazgo en este esquema criminal. Su nombre cobró relevancia tras la reciente operación «Al Ultranza», durante la cual estuvo prófugo de la justicia durante casi un año. Sin embargo, el pasado 9 de febrero, las autoridades brasileñas lograron capturarlo en Río de Janeiro, Brasil, mientras intentaba establecer una estructura criminal con el propósito de enviar drogas al extranjero».

Finalmente, el viernes 19 de marzo, Insfrán fue entregado a las autoridades judiciales paraguayas y se encuentra actualmente recluido en una celda de máxima seguridad en la sede de la Secretaría Nacional Antidrogas (SENAD), bajo una fuerte custodia militar.

La detención de «Tío Rico» marca un importante golpe contra el crimen organizado y el tráfico de drogas en la región. Las autoridades continúan con las investigaciones para desmantelar por completo la red criminal liderada por Insfrán y llevarlo ante la justicia para que responda por sus numerosos delitos.

El caso de Miguel Ángel Insfrán, alias «Tío Rico», revela la complejidad y el alcance del narcotráfico a nivel internacional, así como la necesidad de una cooperación interinstitucional y entre países para combatir este flagelo que afecta a la sociedad en su conjunto.

Su nombre tomó preponderancia luego de la operación » Al Ultranza» . Permaneció prófugo durante casi un año y el pasado 9 de febrero fue detenido en Río de Janeiro Brasil por la policía Federal quien lo estaba siguiendo. Pretendía formar una estructura criminal en ese país para el envío de droga al exterior.

El pasado viernes 19 de marzo fue entregado a la justicia paraguaya y permanece detenido en la sede de la Secretaria Nacional Antidrogas en una celda aislada con fuerte custodia militar.

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